Formado durante el encierro, este quinteto del sur de Londres se labró su reputación gracias al word of mouth. Los mosh pits son bastante habituales en sus actuaciones y su batería, Johnny “Doghead” Hutchinson, toca con una máscara de látex. Su música se describe como dance, punk, klezmer y básicamente todo lo que se te ocurra, de hecho, es un poco difícil situarse cuando se habla de Fat Dog, desde elementos de Nine Inch Nails a Depeche Mode, todo ello cruzado con música dance europea.
Para su álbum de debut, WOOF., se propusieron crear música antiintelectual, escrita para ser interpretada por el cuerpo más que por la mente, y aunque lo consiguieron, es difícil no involucrarse mentalmente cuando la música es tan evocadora e imaginativa.
arriba